Compañero, tu también puedes sufrir un accidente...

jueves, 5 de febrero de 2009 ·

   Hay estudios científicos que afirman que los accidentes se producen por la confluencia en un mismo espacio y tiempo de varios factores, siempre más de uno. Sin embargo, también afirman que la posibilidad de que se produzca el accidente es remota de manera que “por cada accidente con daños físicos hay 30 con daños materiales y 600 sin efectos materiales o humanos, a veces denominados incidentes (Dejoy, 1990)”.

   Sin embargo, los expertos dicen que hay ciertos factores que influyen más que otros, el lugar de trabajo, las condiciones de trabajo, y otros factores, pueden favorecer el accidente.

   Nos debiéramos preguntar, pues, en donde desarrollamos nuestro trabajo y en qué condiciones, y tal vez nos daríamos cuenta que estamos potencialmente expuestos a un accidente. Seguidamente nos podríamos preguntar cuantos son los factores, en un momento determinado, necesarios para que se produzca el fatal accidente, y cuales de ellos ya se dan (tal vez hemos dormido mal, este lloviendo y se halla derramado algo de aceite en el piso).

   No os quepa duda de que todas estas reflexiones tienen un destino, no se trata del discurso de un pesimista que tiene miedo de salir a la calle por si ese día le cae una maceta encima.

   Mi objetivo no es otro que el de armarme con un argumento sólido, basado en estudios científicos, para contrarrestar con eficacia la respuesta que se suele dar, cuando a alguien que, por costumbre, ejecuta mal un nudo, no usa el equipo de seguridad adecuado, etc., se le pregunta que porqué no modifica su actitud. Su respuesta suele ser que no pasa nada por no hacer un nudo bien porque al fin y al cabo la cuerda no se va a romper, que no pasa nada por no ponerse cierto equipo de seguridad porque las condiciones tampoco son tan duras.

   En definitiva, pienso que de todos los factores que en un momento dado pueden desencadenar un accidente, hay algunos que podemos controlar y otros no. No podemos controlar la lluvia ni el viento, no podemos controlar el tener un mal día. Sin embargo, sí podemos controlar el realizar bien un nudo, el usar un equipo adecuado, eliminando así ese factor, que bien podría ser el decisivo para que se produzca el fatal accidente.

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